Por la psicóloga Jasmina García Velázquez – Especialista en Psicología y Sexología Clínica. GUA Urología y Andrología.
Índice de contenidos
- Salud mental y deseo sexual en pareja: una mirada integral
- Salud mental y deseo sexual: un diálogo constante en la pareja
- Factores psicológicos que influyen en el deseo sexual
- Cómo hablar de deseo y salud mental en pareja
- Cuándo conviene pedir ayuda profesional
- Recuperar el deseo: un proceso, no una meta
- Cómo te acompañamos en GUA Urología y Andrología
- Solicita tu cita hoy
Salud mental y deseo sexual en pareja: una mirada integral
La salud mental y el deseo sexual en pareja están profundamente conectados. El deseo no desaparece “porque sí”: estrés, ansiedad, tristeza, cambios vitales o conflictos de pareja pueden afectar a la vida íntima, incluso cuando sigue habiendo amor y atracción. Entender esta relación entre lo que sentimos, pensamos y cómo nos vinculamos es clave para recuperar una sexualidad más tranquila y satisfactoria.
La salud mental es una parte esencial de la salud general, tal y como recuerdan organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cuidarla también impacta en cómo vivimos la sexualidad y las relaciones afectivas. En muchas parejas, los primeros cambios se notan justamente en el deseo y en la intimidad.
Cuando trabajamos la salud mental y el deseo sexual en pareja de forma conjunta, no solo buscamos “recuperar las ganas”, sino también construir una relación más consciente, segura y placentera, donde la sexualidad sea un espacio de encuentro y no de tensión.
Si notas cambios en tu deseo o en el de tu pareja, es importante saber que no estás solo. En GUA Urología y Andrología, en Las Palmas de Gran Canaria, ponemos a tu disposición un equipo especializado en psicología y sexología y recursos de divulgación en nuestro blog de salud sexual.
Salud mental y deseo sexual: un diálogo constante en la pareja
El deseo nace en el cerebro antes que en los genitales. Es una combinación de estímulos físicos, pensamientos, emociones y experiencias previas. Cuando estamos relajados y conectados emocionalmente, el cerebro libera dopamina y oxitocina, neurotransmisores que facilitan la excitación y el placer.
Sin embargo, cuando estamos estresados, tristes o preocupados, el sistema nervioso activa la alerta: sube el cortisol, se contraen los músculos y se bloquea la atención. En ese modo “supervivencia”, el cuerpo deja de priorizar el placer y la conexión sexual.
Por eso, una persona puede “funcionar” perfectamente desde el punto de vista físico y, aun así, sentir que su deseo ha desaparecido: es un ejemplo claro de cómo la salud mental y el deseo sexual en pareja se influyen mutuamente. Si no atendemos la parte emocional, es difícil que la vida sexual se recupere solo “poniendo más esfuerzo” en lo físico.
Si quieres profundizar en información general sobre salud mental, puedes consultar los recursos para pacientes de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental. Y si buscas contenidos específicos sobre sexualidad y urología, puedes seguir explorando nuestro blog.
Factores psicológicos que influyen en el deseo sexual
Hay muchos caminos por los que la mente puede interferir en la respuesta sexual. Algunos de los más frecuentes son:
Estrés, ansiedad y sobrecarga mental
- Estrés y sobrecarga mental. Las preocupaciones laborales, económicas o familiares pueden dejar sin espacio a la conexión íntima. El deseo necesita tiempo, descanso y sensación de seguridad.
- Ansiedad y miedo al rendimiento. Pensar demasiado en “si va a funcionar” o “si estaré a la altura” activa la tensión corporal y bloquea la respuesta erótica.
Estado de ánimo, autoestima y conflictos de pareja
- Depresión o bajo estado de ánimo. La tristeza prolongada reduce la energía vital y el interés general por las actividades placenteras.
- Autoestima y autoconcepto corporal. No sentirse atractivo o suficiente puede impedir disfrutar de la sexualidad sin juicios.
- Conflictos de pareja. La falta de comunicación, la distancia emocional o la rutina influyen directamente en la libido compartida.
- Cambios vitales y de salud. Etapas como la maternidad/paternidad, la menopausia, el envejecimiento o determinados tratamientos médicos también afectan al deseo y pueden generar inseguridad.
Muchas veces estos factores se combinan. Por eso es importante abordarlos desde una mirada global, que contemple tanto la salud mental como la física. Cuando la disminución del deseo se mantiene en el tiempo, conviene valorar qué está pasando y, si es necesario, consultar con profesionales especializados en falta de deseo sexual.
Cómo hablar de deseo y salud mental en pareja
Hablar de deseo sexual sigue siendo difícil. Muchas personas temen herir al otro o sentirse juzgadas. Sin embargo, el silencio prolongado suele aumentar la distancia y la frustración. Abrir la conversación es una forma de cuidar la salud mental y el deseo sexual en pareja.
Algunas pautas pueden ayudar a iniciar ese diálogo:
- Elegir un momento tranquilo. Es mejor hablar fuera de la cama y sin prisa, para que cada uno pueda expresar cómo se siente.
- Evitar reproches. Cambiar el “tú ya no tienes ganas” por un “últimamente me cuesta conectar contigo como antes”.
- Escuchar de verdad. Dejar que la otra persona hable, sin interrumpir ni minimizar lo que siente.
- Explorar lo que sí funciona. No centrarse solo en el problema, sino también en los momentos en que el deseo ha estado presente y qué ayudó entonces.
- Recordar que el deseo es responsabilidad compartida. Se construye entre dos, no se impone.
Abrir esta conversación con respeto y sin culpas es uno de los pasos más importantes para cuidar la salud mental y el deseo sexual en pareja a largo plazo. En algunos casos, contar con un espacio profesional de terapia individual o de pareja ayuda a ordenar las emociones, poner palabras a lo que ocurre y encontrar nuevas formas de encuentro.
Cuándo conviene pedir ayuda profesional
No siempre la falta de deseo es señal de un trastorno. A veces es una respuesta temporal a una etapa de estrés o cambios vitales. Sin embargo, sí conviene consultar cuando:
- La disminución del deseo se mantiene durante más de unas semanas o meses.
- La situación genera malestar personal, culpa o sentimientos de fracaso.
- Surgen conflictos frecuentes en la relación debidos a la diferencia de deseo.
- Notas otros síntomas asociados, como ansiedad, tristeza intensa o dificultades sexuales añadidas.
En esos casos, un enfoque integral —que contemple tanto la parte médica como la psicológica— permite diferenciar si la causa es hormonal, emocional o una combinación de ambas. Cuanto antes se pide ayuda, más fácil es intervenir. A veces bastan unas pocas sesiones de orientación para entender qué está pasando y empezar a ver cambios.
Si notas que la salud mental y el deseo sexual en pareja se han visto afectados y os cuesta encontrar soluciones por vuestra cuenta, pedir ayuda especializada puede marcar una gran diferencia. En algunos casos también puede ser útil revisar posibles disfunciones femeninas o disfunciones masculinas asociadas.
Recuperar el deseo: un proceso, no una meta
El deseo no se fuerza ni se exige: se cultiva. Volver a sentirlo implica tiempo, autoconocimiento y una mirada amable hacia uno mismo y hacia la pareja.
- Aceptar el momento actual. Reconocer que el deseo ha cambiado sin culpas ni reproches.
- Cuidar la salud mental. Atender al descanso, el estrés, la ansiedad y el estado de ánimo.
- Recuperar espacios de conexión. Buscar momentos de intimidad sin objetivos sexuales, centrados en el contacto, el afecto y la confianza.
- Explorar el cuerpo de nuevo. Redescubrir qué cosas generan placer hoy, sin compararse con el pasado.
Hablar, pedir ayuda y aprender nuevas formas de conexión son pasos reales hacia una sexualidad más consciente y saludable. Cuidar la mente también es cuidar el deseo. Y cuando ambos se atienden con respeto y acompañamiento profesional, la vida íntima deja de ser una fuente de tensión para volver a ser un espacio de encuentro, confianza y placer compartido.
Si quieres seguir informándote, puedes visitar nuestro blog de salud sexual, donde encontrarás más contenidos de divulgación con rigor médico.
Cómo te acompañamos en GUA Urología y Andrología
En GUA Urología y Andrología te ofrecemos un entorno confidencial y cercano en Las Palmas de Gran Canaria. Trabajamos con una visión integradora que une:
- Evaluación médica urológica y andrológica cuando es necesario.
- Orientación psicológica y sexológica para abordar el impacto emocional en la sexualidad.
- Acompañamiento emocional en procesos vitales que afectan al deseo, como cambios hormonales, enfermedades crónicas u oncológicas.
En la consulta, el objetivo no es simplemente “recuperar las ganas”, sino entender lo que está ocurriendo, reconectar con el cuerpo y recuperar la confianza. Nuestro enfoque es práctico, sin alarmismos y centrado en tu bienestar.
Conoce a nuestro equipo médico. Si sientes que tu deseo ha cambiado y quieres valorarlo con un enfoque especializado, podemos ayudarte desde nuestra consulta en Gran Canaria.
Solicita tu cita hoy
Dar el paso de pedir ayuda es un acto de autocuidado. Si sientes que la salud mental está afectando a tu deseo sexual en pareja y quieres una valoración profesional, en GUA Urología y Andrología estamos para acompañarte.
- Teléfono: 928 264 695
- Email: info@urologiayandrologia.com
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«Cuidar tu salud mental y sexual es cuidarte. Estamos para ayudarte.»
Preguntas frecuentes sobre la vasectomía
¿Es normal que mi deseo sexual cambie a lo largo de la vida?
Sí. El deseo sexual no es fijo: puede subir o bajar según la etapa vital, el nivel de estrés, los cambios hormonales, el estado de ánimo y la situación de pareja. Que cambie no significa que haya “algo mal” en ti. Sin embargo, si el cambio te genera malestar o afecta a tu relación, es un buen momento para consultarlo con un profesional.
¿Cómo sé si mi falta de deseo tiene que ver con la mente o con algo físico?
En la mayoría de los casos hay una combinación de factores. Por eso es importante una valoración integral que incluya historia médica, medicación, hábitos de vida y situación emocional. En GUA Urología y Andrología trabajamos de forma coordinada entre urología/andrología y psicología/sexología para entender mejor el origen del problema y plantear el abordaje más adecuado.
¿La ansiedad y el estrés pueden hacer que pierda el deseo sexual?
Sí. El estrés crónico y la ansiedad activan el “modo alerta” del cuerpo y disminuyen la energía disponible para el placer, la conexión y la intimidad. Esto puede traducirse en menos ganas, mayor dificultad para excitarse o una sensación de desconexión de la vida sexual en pareja. Aprender a regular el estrés y cuidar la salud mental suele mejorar también la respuesta sexual.
¿Qué puedo hacer si mi pareja tiene más deseo que yo?
Lo primero es hablarlo desde el cuidado, sin reproches. Es útil compartir cómo se siente cada uno, qué necesita y qué cosas siguen funcionando bien en la relación. A veces la diferencia de deseo se puede manejar con pequeños cambios en la comunicación y en la forma de encontrarse. Si la situación genera tensión, discusiones o distancia emocional, la terapia de pareja y sexología puede ayudar a encontrar un equilibrio que respete a ambas personas.
¿La falta de deseo siempre significa que la relación está mal?
No necesariamente. Puedes querer mucho a tu pareja y, aun así, estar en una etapa con poco deseo por factores como el estrés, el cansancio, problemas laborales, cambios hormonales, duelos o enfermedad. La clave es observar si hay afecto, respeto y ganas de seguir construyendo juntos. Cuando hay dudas, una orientación profesional puede ayudar a aclarar qué está influyendo en tu caso.
¿Puedo ir solo/a a consulta o es mejor ir en pareja?
Ambas opciones son válidas. Puedes empezar de forma individual si lo necesitas, o acudir en pareja cuando ambos estéis preparados. En muchos casos se combina el trabajo individual con algunas sesiones conjuntas para mejorar la comunicación, alinear expectativas y encontrar acuerdos que funcionen para los dos.

